Por Carmen K. Salmerón
Fotografía: Manugon
Para 4 comensales de hambruna moderada:
– 800 grs. de calabacines más bien pequeños (en este caso ya sabemos que el tamaño sí importa, ya que los más pequeños están, con diferencia más sabrosos).
– 2 dientes de ajo.
– 2 Cucharadas soperas de crema de leche de almendras.
– 1 patata mediana.
– 3 vasos de caldo de verduras o en su defecto, de agua.
– Sal yodada.
– Pimienta negra molida.
– Aceite de oliva.
– 3 bolitas de melón frío por comensal (las bolitas se sacan con un “sacabocados” pequeño).
Esta receta es equiparable en dificultad a la vocal “a”, primera letra con la que se comunica el ser humano en su fase más bebé y, letra con la que abría la famosa cartilla Palau, afamado manual para el aprendizaje de la lectura, muy extendido en nuestro país el milenio anterior.
Usaremos el invento más revolucionario de los fogones: la valiosa olla exprés. Cubrimos el fondo con aceite de oliva y ponemos a fuego fuerte. Al mismo tiempo, lavamos bien los calabacines, le cortamos la punta del rabillo. Lo abrimos longitudinalmente. Con el diente de ajo, lo frotamos concienzudamente. Después los partimos en trozos homogéneos y los echamos a la olla, bajando el fuego al mínimo. Lo que nos quede de ajo, lo majamos en un mortero y… ¡a la olla! Removemos. Pelamos, lavamos y troceamos de tamaño parecido la patata. Agregamos a la olla. Damos unas vueltas rápidas. Añadimos el caldo de verduras o el agua. Tapamos la olla. Subimos el fuego. Cuando el pitorro inicia su baile enfebrecido, bajamos al mínimo y dejamos 10’. Esperamos que la olla tome su tiempo para enfriar. (Si tenemos mucha prisa, la ponemos en el fregadero debajo de un buen chorro de agua, aunque me temo que ni las prisas son muy ecológicas, ni el planeta agradecerá demasiado el derroche de agua. Yo te lo digo para que lo sepas. Tú, como adulto responsable harás lo que debas ¿o no?) Continuando con nuestra tarea, una vez abierta la olla, salpimentamos con discreción (¡cuidado con la mano floja, que la sal endurece como los callos las venas y la verdad, ya que lo sabemos, no es cosa!). En la olla misma, si andamos con las prisas, como decía antes, batimos el contenido, hasta que nos quede finito (si ves que queda tipo cemento, es aconsejable añadir caldo de verduras o agua hasta conseguir esa textura fina inconfundible de las cremas). Añadimos entonces la crema de leche de almendras, mezclamos bien y preparados para chuparnos los dedos. Se sirve la crema caliente las bolitas de melón frías. El contraste es muy interesante… ¡Cuidado con el esmalte de uñas y con los efecto secundarios!
PROPIEDADES:
¡Ah! Ten presente que el ajo está repleto de compuestos sulfurosos que combaten extraordinariamente las infecciones. Reduce el riesgo de enfermedades cardíacas. Rebaja los niveles del colesterol malo (LDL) en sangre. Baja la tensión arterial y, en definitiva, es un potentísimo fungicida, bactericida e incluso planta cara a algún tipo de virus, como es el caso de herpes simple. En cuanto al calabacín, en tan sólo 100grs. encontramos la mitad de la cantidad diaria recomendada de vitamina C para un adulto. Protege la próstata contra el cáncer, gracias a sus elevados contenidos en Beta y Alfa caroteno. Proporciona antioxidantes que protegen del catarro y algunas cepas de gripe. Y eso sin hablar de la almendra, a la que dedicaremos capítulo aparte en otra receta.
¡Menudo platazo tienes entre manos!