Todavía la ciencia no ha descubierto por qué cantan los pájaros

Miguel Pérez de Lema

Todavía la ciencia no ha descubierto por qué cantan los pájaros. En la selva del Amazonas, se ha grabado a pájaros que imitaban el sonido de la sierra mecánica. Imitan el ruido de la sierra que mañana cortará el arbol donde han puesto su nido, y el indio leñador lleva siempre una camiseta del Mundial de fútbol de hace cuatro años.

Se sabe que durante el alba y el ocaso de cada día, todos los pájaros del mundo se ponen a cantar a la vez. Teniendo en cuenta que, por la rotación de la tierra, siempre hay un lugar del mundo en el que se está produciendo el amanecer o el atardecer, se puede comprender que el canto sincronizado no es un episodio aislado que se produce dos veces al día sino que se establece una cadena contínua de canto que da la vuelta al planeta incesantemente y no termina nunca. Se podria pensar que, de pronto, un día en algún lugar de la tierra un pájaro rompió a cantar y la especie todavía no ha terminado. Los etólogos no le encuentran explicación al fenómeno porque la sincronía con otras especies hace que el canto de cada pájaro no pueda ser distinguido y no tiene, por tanto, el valor de ninguna clase de señal o reclamo. Es decir, es el único caso en el que la ciencia no ha sido capaz de establecer una causa efecto en el comportamiento rutinario de un animal.

Se puede considerar el canto sincronizado como una forma insólita de comportamiento altruista, similar al de las manifestaciones humanas del impulso artístico. Una forma de manifestarse que no pretende emitir una señal que sea distinguida sino el puro acto de realizarla.

Se sabe que los pájaros cantan pero no para qué cantan.