Por Inés Zarza
Fotografía en contexto original: nytimes
«Dóchas en gaélico significa esperanza”, comentó mi compañera mientras aparcaba su coche“. ¿Llevas los libros?” añadió. “Sí, aquí están”, respondí con un susurro. Mientras caminábamos hacia el Dóchas Centre, situado en el Centro Penitenciario de Mountjoy, mi compañera me habló sobre el Gobernador John Loergan, creador de un sistema de vida en la cárcel en el que la privación de libertad se considera castigo suficiente, por lo que el resto está concebido para sanar y no para reprimir.
Después de pasar por un escaso control de seguridad (prohibidos bolsos de mano y móviles) lo primero que se aprecia es un cuidado jardín, semejante a un parque urbano de cualquier país del norte, y grupos de mujeres que charlan al sol. En un lateral, protegidos por una pequeña valla de madera nos saludan, alborotados y sedientos de caricias, dos perros. “Es por los niños, me explicó la mujer que me acompaña desde el inicio de esta aventura y habitual visitante del centro, les encanta jugar con ellos cuando visitan a sus madres”. Pude apreciar unos edificios de ladrillo rojo construidos alrededor del jardín, parece un Melrose Place a la irlandesa. “¿Estás bien?” me preguntó. “Sí, estoy bien”, respondí mientras me aferro a los libros como un náufrago a una tabla de salvación. “Andrea llegará en unos minutos”.
Durante la espera, charlamos.
-No sé si le gustarán los libros.
-Claro que le gustarán, estate tranquila.
-¿Qué hizo Andrea? (Léase África, Andrómeda, Antígona, Almudena).
-Lo que casi todas las que están aquí, trajo droga desde su país y la detuvieron en el aeropuerto. Las mulas les llaman. Andrea trajo dos kilos de cocaína, así que tiene para unos tres años.
De pronto, se oyó una potente voz acercándose por el pasillo. Por la puerta entró una mujer morena y grande de unos 40 años, todo fuerza, carne y sonrisas. Nos miramos y, durante unos segundos que parecen eternos, ninguna de las dos dijo nada. Entonces, en un fogonazo feliz, recordé la razón de estar ahí. Un correo electrónico con una petición que atravesó el Canal de la Mancha para colarse por la pantalla del ordenador: En el Dòchas Centre hay una gran población de presas latinoamericana que no dominan el inglés y les gustaría leer en su idioma. Pero en la biblioteca sólo hay libros en inglés. Ya que vienes a Dublín métete un par de libros en la maleta, seguro que hay más de una que te lo agradecerá, especialmente Andrea, una presa venezolana desesperada ante la falta de lectura. Afirma ser una lectora compulsiva y necesitar leer como respirar.
Unos minutos más tarde, Andrea y yo charlábamos animadamente en su celda sobre libros, libros, y más libros. De aquellos que nos cambiaron la vida, de los que aún tenemos pendientes, del placer de una buena historia y una tarde de lluvia.
Al cabo de un rato que me resultó muy breve nos despedimos con un abrazo.
Dejé con timidez en su mesilla los dos libros viajeros.
“Vuelve”, gritó desde el final del pasillo que separaba nuestros mundos.
Volveré.
Nota
Como Andrea hay muchas mujeres hispanas que recalan en Dóchas Centre durante una parte de su camino vital, si deseas que sea más corto o tienes la fortuna de ser un lector compulsivo, te invitamos a enviar libros en castellano a la siguiente dirección:
Dòchas Centre Library
Mountjoy Prision
North Circular Road
Dublín 7
Ireland