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Dinero (2)

Por artistadesconocida
Fotografía en contexto original: europarl
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Mes tras mes viendo aquellas montañas de dinero, no podía dejar de pensar que mi padre era un poco imbécil: ¿por qué se conformaba con coger uno de los fajos, aunque fuera el más grande?

– Pero, papá ¿por qué no nos lo quedamos todo?
– Porque para ganarlo he necesitado el trabajo de muchos hombres, sin ellos no habría podido hacerlo. A mí me han pagado por mi trabajo, ahora yo debo pagarles a ellos por el suyo, porque ellos deben cuidar a sus familias, como yo a vosotros.

A las respuestas que daba a mis preguntas, a veces añadía sus principios empresariales.

– Lo primero es el personal, si vienen mal dadas y no hay dinero para pagar a todo el mundo, ellos son los primeros que tienen cobrar. Si hay que elegir, que se queden sin cobrar los proveedores.

Probablemente era de las pocas niñas de mi edad que sabía lo que significaban las palabras “personal” y “proveedores”.

– Y…¿si sólo tuvieras muy pocos billetes, a quién elegirías?¿ Al personal o a mámá?
– A vosotros. La familia es lo primero.

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Durante los últimos años de mi viejo en «la empresa» el día de cobro era muy emocionante. A veces se cobraba todo, a veces una parte, a veces -hacia el final- nada y la promesa de ir cobrando los días siguientes.

Mi viejo se ofreció para quedarse haciendo guardia el día que «la empresa» cerraba y ganar así unas pesetas más. Yo le acompañaba y pasábamos el día juntos y solos en aquel lugar mágico y siniestro a partes iguales. Aprendí algunas cosas sobre el oficio.

El Gobierno socialista cortó ilegalmente la última vía de ingresos que mantenía viva la empresa.

Por aquellos días empezó el curso y aquel año fui sin libros a clase. No existían las becas ni nada parecido para nosotros, los malos. Mis amigos, hijos de concejalillos socialistas, me perdonaban la vida por que mi viejo trabajaba para «el enemigo» y luego se iban a vivir a la Moraleja o sus papás cobraban de alguna empresa pública sin ir por allí más que a por el sobre. (Datos rigurosamente ciertos)

Años más tarde -tras una depresión de 10 años, que aun le dura otros 10 años más tarde- el Estado reconoció el delito de aquel gobierno socialista y pagó a mi viejo y a los demás trabajadores el dinero que les debían.

El daño ya estaba hecho.

Hoy sigo encontrádome perdonavidas y aprovechateguis por el camino.
Me alegro de no ser ellos.
Que les aproveche mi dinero, y el de mi viejo.

Otros, no cobraban sueldo, simplemente iban a descargar cajas de pescado al mercado central de Madrid y recibian a cambio unos kilos de pescado que tenian que dividir en 2 lotes, uno para llevar a casa y que se pudiese comer ese dia y el otro para vender por las casas a las vecinas para con el dinero adquierido poder comprar leche , huevos y un poco de aceite,esta era otra de las maneras y de esto no hace tanto pues aun lo recuerdo

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