por Marisol Oviaño
Escribir es un acto particularmente onanista.
Cuando publicamos, estamos exponiendo lo que somos y lo que pensamos para que otros lo vean.
Y esos otros pueden estar de acuerdo con lo que decimos.
O no.
Un escritor de libros tiene más difícil que quienes no comulgan con sus ideas se lo hagan saber. Ha de provocar mucha rabia para que alguien se tome la molestia de hacer llegar una carta o un correo electrónico a la editorial.
Un escritor de artículos en un blog abierto a los comentarios de los demás, puede recibir la opinión de sus lectores en el acto. Y ha de asumir que los otros tienen tanto derecho como él a dar su opinión, que si sus palabras ofenden o atacan, podrá ser ofendido y atacado a su vez. Ha de aprender a encajar los golpes con elegancia y a no lloriquear, Internet supone la verdadera libertad de expresión y no todo el mundo está preparado para ello.
Si escribes para que te quieran, piénsatelo dos veces antes de publicar en un blog.