Fotografía en contexto original: alma
Hoy, leyendo Ojos azules, de Toni Morrison , escritora que tiene el Nobel porque se lo merece, encuentro estos párrafos referidos a mujeres decentes, limpias, entregadas al hogar, el marido y los hijos y, sobre todo, muy devotas, mujeres de Biblia en el salón:
“Mientras ellos se mueven en su interior, ellas se preguntan por qué las partes necesarias pero privadas del cuerpo no estarán en otro lugar más conveniente; como el sobaco, por ejemplo, o la palma de la mano. Un lugar al que se llegue con facilidad, rápidamente, sin necesidad de desnudarse”.
“Cuando perciben que un espasmo se apodera del hombre, efectuarán rápidos movimientos con las caderas, le clavarán las uñas en la espalda, contendrán el aliento y simularan que tienen un orgasmo”
Al tiempo, estoy leyendo Los desnudos y los muertos de Norman Mailer , que va sobre la guerra del Pacífico entre norteamericanos y japoneses (también la recomiendo vivamente), y los hombres, que llevan mucho tiempo lejos de las mujeres, hablan con frecuencia sobre ellas. Y la mayoría de ellos coinciden en que hay que casarse con mujeres como las que describe Toni Morrison… y follar con otras.
Con lo fácil que es follar y llevarse bien, hay que ver qué difícil nos lo ponemos.