Por Pedro Lluch
Dark-room es una aplicación que hace desaparecer de la pantalla del ordenador todo lo superfluo (que es mucho) que en MS-Word puede desviarte del acto de escribir: Dark-room deja solamente un fondo negro donde puede uno, a sus anchas, escribir con letras verdes, desentendiéndose de tipografías, páginas y paginaciones, cursivas, messenger e incoming emails y demás zarandajas que, cuando está uno en harina, distraen y dispersan la atención.
Tiene el encanto retro de aquellos primeros ordenadores que vimos en los 80. Es una aplicación ligera que logra (en mi caso al menos) que sólo lo esencial ocurra, esto es: la escritura. Genera un simple documento *.txt que luego, si así lo deseas, puedes volcar a Word para alterar los interlineados y escoger entre Verdana o Garamond.
La coincidencia ha hecho que haya estrenado piso y Dark-room al mismo tiempo. Así como he de adaptarme a la nueva cama, a la cercanía de mis hijas, a las tiendas de mi pueblo nuevo, a los sonidos nuevos y los cajones de la cocina, del mismo modo (aunque más fácilmente), del mismo modo me adapto a este nuevo entorno de trabajo: me estoy convirtiendo en usuario (y con estas líneas en evangelista) de la cámara oscura sobre la que tiendo mi ropa sucia al sol de la palabra escrita. Me encierro en el cuarto oscuro y salen cosas: con ojos de Edipo (cuencas sangrientas horadando la cara) veo, recuerdo, me emociono, rememoro personas hechos y cosas, y en verde las declino.
Puede descargarse desde: http://they.misled.us/dark-room