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¿Victoria del amor o subidón?

Por Hijadecristalero
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Sarko y Carla se han casado.
¿Es esto una victoria del amor o un subidón?

Ella y yo, salvando las distancias, tenemos la misma edad.
Ella y yo tenemos sendas carreras artísticas que defender. Ella como cantante, modelo y no sé cuántas cosas más, y yo como rutilante estrella del apasionante mundo de las ventanas. Ella y yo arrastramos un pasado e hijos de anteriores relaciones.

Da igual lo famosa, lo guapa y lo admirada que seas, estoy segura de que alguna noche se ha sentido sola, como yo frente al fuego las pocas noches que me da por sentirme sola.

Yo, como ella, no estoy cerrada al amor.
Pero me pasa lo mismo: cuando eres el único sostén familiar, cuando eres tú quien lleva las habichuelas a casa, es difícil encontrar un hombre que te sirva para algo. (Puesto que tenemos amantes que se encargan de que estemos siempre sonrientes y amigos que nos cuelgan los cuadros).

Como ella, soy una mujer que necesita un hombre que le demuestre quién manda, para olvidarme un rato de que sólo me tengo a mí misma. Por eso ella se ha casado con una fantasía: con el que manda. Incluso intenta parecer más bajita que él.

La veteranía es un grado. ¿Casarse a los tres meses de conocerse? ¿Con el historial de ambos?

A una noche de amor loco, le siguen declaraciones de puñetazo en la mesa que hacen temblar a algún país africano. El león en la cama, se cree león en el mapamundi. Políticamente conviene que los ardores de Sarko, bajen, que los electores dejen de imaginárselo en la cama.

Sarko y Carla se han casado para poder conocerse.
A estas edades, el amor es complicado, todos arrastramos demasiadas responsabilidades: trabajos, hijos, exparejas, familias, exfamilias, amigos, hipotecas, proyectos… Como dice mi amiga C: no estamos aquí para perder el tiempo. Ambos tienen demasiados compromisos y poco tiempo, como todas las parejas trabajadoras y divorciadas: resulta dificilísimo quedar para tener unas horitas de intimidad. No hay tiempo de disfrutarse ni de dedicarse de pleno al trabajo y todo acaba mezclado.

La última vez que yo lo he intentado, todo se ha ido al garete: no había manera de coordinar nuestros tiempos. La única solución habría sido vivir juntos para poder cruzarnos por los pasillos, tener algún rato para charlar y ver si realmente deseábamos vivir juntos.

Y yo no estoy tan loca como Carla Bruni.
Yo gano 800 euros al mes (1000, porque me prorratean las extras).
En eso no nos parecemos.

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