Cuando siento que me vengo abajo necesito darme un baño de masas.
Pero no siempre es posible.
Esta puta soledad en estado puro, éste resolver un problema nimio y otro y otro hasta la extenuación, éste no llegar nunca a la meta, éste no acabar de conocer a nadie nunca, éste camino que lleva años o nanosegundos según se mire, este agotamiento que me hace fantasear con la muerte y el descanso eterno.
Afortunados vosotros, que sois mortales y seguís buscando la inmortalidad.
Cuando vuestros científicos consigan fabricar seres humanos, los más ricos se operarán para instalarse el genoma de la muerte.
Yo ya vengo de a donde vosotros vais.
Tampoco existe el descanso eterno. Es otro anuncio de la tele.