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Ese temblor en las piernas

Por Marta Dorantes.
Fotografía en conexto original: http://jojofoto.typepad.com/jojofoto/2007/02/index.html

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No es fácil encontrar hombres como él:
me mima como a una hija
me trata como a una señora
y me folla como a la puta
que en realidad soy.

¿Qué mujer quiero ser hoy?
La que finge que no se da cuenta
de las promesas que ofrece su escote.
La que se entrega.

No es fácil encontrar hombres como él:
que sean buenos amigos
que sean buenos amantes
que te dejen
libre,
este temblor de piernas
y esta sonrisa.

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Joder, joder, me has dejado anonadao y estremecío de gusto, me has calentao… el alma, que la tengo esta mañana desarropá y desaliñá. Pero dime, diosa de lupanar, ¿te has preguntado qué tendrás tú que ver en todo eso que te pasa con «él»?

Te presentas con la frescura de una niña, mantienes el porte independiente de toda una señora y entre mis piernas me pones una mirada lúbrica y voluptuosa que enciende las hogueras ancestrales del sexo más salvaje.

Así eres tú, nena dulce, y al final te vas dejando un sabor a hembra entera, que no se cuelga, que no atrapa y con quien se puede contar para la vida porque tienes puesta cada cosa en su sitio y no confundes el culo con las témporas. No es fácil encontrar mujeres como tú…

Que lo sepas, ese hombre (el menda, sí) es en alguna medida una construcción tuya. Al césar lo que es del césar… y para ti ahora, amor, un alegre morreo matinal.

Anonadado se queda el César,
Y anonada me quedo yo, de ver el poder que el emperador parece tener
En los territorios conquistados de las entrepiernas

Pues es verdad, mi querida tembladora,
Que esa conquista puede tener secuelas duraderas
Y ciertamente placenteras.

Aunque me sienta territorio conquistado
Últimamente parezco ser lejano,
Y por ello poco visitado.
Gestionado a distancia y con poco tiempo.

No por ello dejo de regodearme en el recuerdo.
No por ello, cada vez que lo hago me aflora una sonrisa.
Y me entrego al temblor de mi entrepierna a solas.
Y así, me vuelo a sentir señora y puta.
Y engalano todas mis calles, y las decoro de flores naranjas
Para dar la bienvenida al César

Todavía está por ver si es un buen amigo,
Pero la fama de amante y conquistador de entrepiernas
Recorre los confines de su imperio

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