Por César de las Heras
Soy alto, rubio, bien formado, agradable de ver, tono de voz horizontal; me traen la comida desde pollo, no sé volar, no lo necesito. Mis modales son exquisitos, mi sonrisa solar, mi espacio protegido. El comportamiento indica la inexistencia de carencias materiales, el contorno de mis ojos, la escasez de proyectos complejos. Me desenvuelvo con soltura en los mundos Yupi, y tengo amigos con plumas que miran las mías mientras se acicalan; mundo de plumas, uniformes sobre los que se resbala el agua que cae, sentimientos evaporados tras la opulencia de una fachada rotunda, acogedora, impenetrable. Muchos me admiran, me respetan, y yo entiendo desde pollo que no es a mí, es a lo que represento. Mi educación no me ha dejado embadurnarme de barro, y me pregunto a qué huele la vida tras las verjas del corral.