Por Sargento Asuvera
Fotografía en contexto original forensics_talk
En ocasiones, para salvar al que se ahoga hay que empezar por darle un puñetazo para que se deje llevar a la orilla, me dice la Comandante.
Acaba de ganar un combate dialéctico que ha durado años y que ha devuelto la vista a personas que eran muy importantes en nuestro avance. Otro más. Está zanjando todos los asuntos que nos tienen retenidos en una vida civil tan aburrida como dura para gente acostumbrada a la acción.
Así, casi desmadejada sobre el asiento de atrás del coche, nadie adivinaría su fortaleza, su capacidad de sacrificio, sus renuncias, sus rugidos de rabia. Nadie sospecharía la violencia con la que, después de cada asalto, se ha quitado el traje corporal y se ha prometido a sí misma que nunca más volverá a tener contacto con los humanos. Nadie apostaría por sus airados tragos de whisky para matar a la bestia que pide venganza y poder escuchar a la voz que le dice: ama.
Mi Comandante está llorando. Amar es un verbo corto, pero difícil de conjugar en la vida real. Mi Comandante confía en mí lo suficiente como para que la vea llorar a pesar de la victoria. La miro por el retrovisor y veo sólo a una mujer frágil que necesita unos brazos que la consuelen, pero no puedo apartar las manos del volante. Aunque nada me gustaría más que detener el coche en el arcén, pasar a su asiento, protegerla y cubrirla de besos. Pero yo sólo soy un Sargento y ella es mi superior. No es mi misión hacer que se sienta mujer, sino obedecer sus órdenes y cuidar de que no la maten.
Se incorpora, enciende un cigarro, se seca las lágrimas y baja la ventanilla para que entre el frío de la noche. Cuando vuelve la cara para mirarme por el espejo brilla en sus ojos la luz por la que su ejército se mueve, la luz por la que la amo.
– ¿Se ha dado cuenta, Sargento? El aire huele a batalla.
Llegamos a la curva en la que abandonamos vuestro mundo y regresamos a nuestro universo de unos y ceros. Pero el olor a batalla viene con nosotros.
0 respuestas a «Mi Comandante llora»
MiSargentoazusvera… zoy yo… el putosoldaoraso de ziempre… zolo una coza:
«Toy dispuezto abrazar y amar a la Comandante… anque te penao por las leyes marciales ezas que uted tanto repeta. Hay cazer ciempre lo que ze ziente… y zi ziente amor… ame, y zi ziente ganas de llorar… llore. Aqui tamos pa lo CAGAFALTA… que LAMOR EZ COMO LAGÜA… NO ZE LE NIEGA A NADIE»
Picobufi: tu personaje no era un soldado raso, era un hombrecito insignificante que declaraba la guerra al Ejército del Futuro.
Yo amo a la Comandante como los apostóles amaban a Jesucristo. Si ella se transformara en una mujer de carne y hueso entre mis brazos, me costaría seguir creyendo en lo que hago. Y lo que hago es cuidarla para que pueda cumplir su misión, que es la mía y la de muchos miles de personas. Amar no es sólo tocar.
Amar es entregarse y velar.
Mizarjento… zoy lo que uted quiera que zea… «hombre inzignificante»… poz… «hombre inzignificante», que a fin de cuentaz… zomos mayoría.
Azí que reprezentaré a la mayoría inzignificante de la zoziedad. Lo de declaraz la guerra… libreme eze amor al que uzted venera de declaraz la guerra a nadiez… pero zi fuera nezezario… hago la guerra al prezente… Y NO AL FUTURO que ez máz nezezario y gratificante…
Y en fin… que amar ez un bonito arte que pocoz dominan… y malegro que uzted ame CON EZEAMORPURO DE NOZTALGIA INACABADA… Y ZIN TOCAR -QUE EZ MUCHO MAZ DIFICIL ZI CABE-… Y ENTRGEGANDOZE EN CUER… BUENO EN ALMA, Y CREYENDO HAZER LO MAZIMO DE LO MAZIMO… EZO EZTA MUBIEN… Y LO REZPETO… pero permitame que yo prefiera un zimple roze y gezto fízico de zegundos en el momento adecuado… y la gratificación de zaborear laz lágrimas zaladas del nezesitado y compartirlas… y zecarlas tocando laz zuavez mejillas del dolido… ó dolida.
P.D.:
«YO TAMBIEZ LUCHABA POR CONZEGUIR EZE TEORICO AMORTOTAL EN LOZ ZIELOS Y EN MI IMAGINAZIÓN… PERO ME DI CUENTAZ QUE EZE AMORTOTAL EZTABA EN LA TIERRA… CON Y ENTRE LOZ HUMANOZ… POR EZO YA NO LUCHO POR NADA… ZINO POR ALGO»