Churras y merinas

Por Marisol Oviaño

Leo que en la Universidad de Barcelona han ahorcado una efigie del rey.
Curioseo por la red para leer sobre el asunto, y no me gusta nada como se está enfocando el asunto. Parece que sólo pueden ser antimonárquicos los estudiantes independentistas. Y eso no puede ser bueno para los antimonárquicos de a pie como yo.

Los muñecos ahorcados asustan a las viejas.
El rey es un símbolo del Estado Español, me dirán los políticamente correctos. El rey es un símbolo, sobre todo, de sí mismo y de los privilegios de su familia, no nos engañemos.

Y en Francia hay Presidente de la República, y cuesta una pasta, ya lo sé. Pero no vivió a costa del pueblo desde la cuna, ha tenido que pelear un poco para llegar hasta arriba, y sus hijos no vivirán en palacios pagados por todos, etc… Quien llega a Presidente de la República, ha hecho algo por merecerlo. Un rey sólo tiene que nacer para obtener el cargo de Jefe del Estado.

Monarquía democrática. Una palabra contradice a la otra. La democracia es la igualdad de oportunidades de todos, la monarquía el privilegio de uno solo.

Me la toca la independencia de Cataluña, no creo que un pueblo tan listo y tan comercial cometa la estupidez de reducir sus fronteras de negocio manejándose en un idioma que no se comería un rosco en Latinoamérica, por ejemplo (Para muestra un botón: el más catalán de nuestros colaboradores habla ¿cuatro, cinco idiomas? Obligarle a hablar sólo uno sería condenarle profesionalmente).

Me parece que quienes claman por los derechos históricos (recuerdos de familia) y los pasados gloriosos, pasean poco el centro de Barcelona, tan parecido al centro de Madrid. Hay plazas enteras que son barrios de Marruecos, igual que en Madrid puedes sentirte en el Caribe, en África o en China según por donde te muevas.

Si yo me pusiera por la zona de Atocha vestida de chulapa a reclamar la independencia y la esencia madrileña, la gente me echaría monedas.

Pero la Monarquía no me la toca.
El Rey me parece la jet del funcionariado: su cargo no es sólo vitalicio. También es hereditario y además salpica a todos los miembros de su familia.

¿Me pueden meter en la cárcel por decir muerte a la Monarquía y viva España, o sólo si me envuelvo en la senyera?

Asociar el fin de la Monarquía con el fin del Estado Español es peligroso.
Las viejas asustadizas se echarán a temblar y creerán que llega el fin del mundo el día que Juan Carlos muera.

Y el miedo nunca es bueno.

Fotografía en contexto original: Saber marinero