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CUADERNOS DE INQUIETO SEIS

Por César de las Heras
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Hace ya casi veinte años, concretamente diecinueve. La primera vez que vi la película de Cuerda, “AMANECE, QUE NO ES POCO”, no daba crédito. Desde entonces utilizo coletillas de esta ópera con calles inclinadas, invito a la gente a verla y a sorprenderse, hago flash back cuando estoy triste.

Se rodó en Molinicos, Albacete, y allí, encaramado en una “autoflagoneta”, la de Koldo, y a falta de sidecar, nos dirigimos una noche de agosto para buscar melgos entre los bancales.
Tres días y un grupo de gente variopinta llegada desde la diversidad. Lugareños de aspecto acogedor, carnes a la brasa, almendros. La realidad siempre es más prosaica, nos empeñamos en atrapar percepciones que forman parte de la imaginación, de los sueños, y nos encontramos con que nada es lo que parece. En cualquier caso, lo erróneo en un pueblo como Molinicos hubiese sido una estructura de calles empedradas, o unas casas de mampostería pulcra, o una iglesia de sobrio campanario, o una rotonda circular. Para bien o para mal, éste lugar encajonado vive con el estigma de haber sido recipiente o palangana, incluso escupidera sobre la cual Cuerda, armado con una mente ensalivada, reprodujo una vida al pairo de la vida. Desde entonces ya nada es igual y todos los que paseamos por esas cuestas inhumanas, no se si debido a la falta de aire o a la abundancia de imaginación, invadimos en silencio y en paz, vemos gente suspendida en el aire, negros yendo en zigzag y nos debatimos entre la eterna lucha de ser inteligentes o hacernos hombres primarios con el objeto de ser más que necesarios, contingentes.

Intenté escribir éste artículo desde allí, pero sólo hacía que plagiar a Faulkner. Koldo, después de soltarle la primera noche en la autoflagoneta el mítico ¿ me respetaras? ofendido, se pasó las horas nocturnas colgado por el cuello sin atender a razones. Elena parió al segundo de la segunda copula. Amaranta se pasó dos días regando bancales con la esperanza de agostar crecimientos inoportunos. Lili renegó de ejercer de puta, y sé porqué. Marta dirigió con destreza una asamblea popular. Alejandro se interesó fervientemente por el material de los tricornios de la guardia civil, dicen que al marchar hacia Madrid gritaba frases sin sentido mientras disparaba al sol con piedras de colores a falta de pistola. Isaac quemó de un pensamiento la parte posterior de sus D y G. Gabriela suplantó a Gabino en un mimetismo casi prodigioso. Y un sinfín de casos que no aporto por no hacer del flash back monotonía.

No pienso adentrarme en los misterios de la mente humana, pero me encanta que me sorprendan, y me vale madre ser absurdo y romper las cuadrículas con el dedo más largo de mi mano, el mismo dedo con el que animo a los clítoris a florecer. Subido a mis lomos repaso la experiencia y sonrío mientras giro buscando el centro. Divago satisfecho vestido de borrego, y lindo con las periferias, que no dejan de ser el inicio del down town. Las caricias también parten de la boca, agarrado con fuerza descomunal a la diferencia y a la sorpresa que brindan las mentes brillantes, reflexiono buscando con la mirada. Para ser sincero, encuentro pocas veces, y mira que miro. Sigamos sin entender, mi duda crece a un ritmo generoso y colecciono quicios para apoyar la envergadura. Espero en una curva cada noche por si pasa una musa con dieciocho ruedas y me impulsa.

Molinicos 2007, a las afueras, en la autoflagoneta de Koldo, cama B.

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