Sicko, la última película de Michael Moore, gratis

Miguel Pérez de Lema

Acabo de ver por la patilla la última película de Michel Moore. No sé si me pueden encalomar por haberla visto, pero para que conste que soy buen chico no pienso poner aquí el enlace a la página donde la echan. La película denuncia los recortes de la sanidad pública en Estados Unidos, muestra casos de gentes incapaces de pagar su medicación, y se los lleva a Cuba para que los trate allí gratis el régimen castrista. Tal vez si alego que para mí la información es como para un enfemo su medicina me perdone Moore por haber visto su peli por la filosa.

La película es flojita, muestra el atoramiento de la fórmula de Moore y sigue en su línea panfletaria. Estoy radicalmente de acuerdo con su punto de vista sobre la política, pero estoy igual de radiclamente en contra de la manipulación que hace de la realidad. Por eso, insisto, lo de Moore no son documentales sino películas. Un documental muestra la realidad, Moore la elabora con su gran habilidad para el montaje cinematográfico, la sátira y el oportuno toque melodramático, para que reafirme su opinión. Selecciona aquello que le da la razón y tergiversa los argumentos en contra. Eso es cine.

No obstante la película se salva por los dos o tres minutos que dedica a entrevistar a un sabio político inglés. Sólo por eso merece la pena que la veáis -pagando o no, eso es cosa vuestra-. El viejo sabio explica con una lucidez impagable el sentido de la democracia y cómo hemos dejado que nos la roben. Cuenta lo sencillo que resulta gobernar en contra de los intereses de los electores cuando se cuenta con los mecanismos para que esten permanentemente asustados y desmoralizados. Me parece que Moore ha dejado pasar la oportunidad de tratar a fondo ese tema, mucho más universal que el de la sanidad americana, y que cada día es más grave.

Asustados y desmoralizados. Pensad en todas las cosas que os dicen para asustaros y desmoralizaros, en lo mucho o poco que tienen de amenaza real y de decepción insuperable. De cortina de humo. Pensad en qué es noticia y por qué, y lo contrario. Pensad por qué hemos aceptado que hay problemas sin solución -vivienda imposible, trabajo basura, televisión estupefaciente…-. También podemos no pensar, agarrarnos al primer madero que veamos flotando y dejarnos llevar por la corriente. Pero tenemos que tener claro que por ahí arriba ya hay quien piensa por nosotros, y así nos luce el pelo. Qué miedo, y qué resiganción.