Miguel Pérez de Lema
He llegado tarde a esto del blogismo. Sin embargo, al empezar a conocer este submundo, mientras saltaba como una rana de un nenúfar a otro, sentí un permenente deja vu. Lo más coruscantemente nuevo me resultaba intensa y casi insoportablemente familiar.
Creo que ya he encontrado la causa. He recordado los viejos tiempos en que traté con el-mundo-de-la-cultura y cada vez que escribo en este blog, o miro los de otros, vuelvo a tener las sensaciones que tenía en aquella época.
Resultó que el-mundo-de-la cultura- en su primer escalón (perdónenme por no haber subido más alto) no era más que un espeso club de corazones solitarios, de faltos de cariño, de plastas narcisistas. Gente sin abuela o cuya abuela los había abandonado en una gasolinera camino de Benidorm.
Y ahora, esto de los blogs, me está pareciendo más de lo mismo, sólo que elevado a la décima potencia. Los corazones soltarios, antes, tenían que moverse más, buscar talleres literarios, seducir bibliotecarias, intercambiar manuscritos, acudir a estrenos deprimentes. Pero ahora la tecnología nos permite hacer todo eso y mucho más desde casa, con la esperanza de ser amados por un número potencialmente inmenso de lectores. El juanpalomismo se impone, participa, cuenta tus visitas, mastúrbate ante tu webcam.
Todos podemos. Tu puedes, yo puedo. Pero ahora ¿quién va a tener tiempo de leer, de mirar, de pertenecer a ese monstruo de cien cabezas que se sienta en la oscuridad para admirar a los actores, si estamos todos tan ocupados describiendo nuestro apasionante último episodio de flatulencia cerebral?
Si al menos sorteáramos un jamón.
0 respuestas a «Nadie me ama pero hoy tengo 100 visitas en mi blog de los cojones»
Si, tienes razón, en «esta gran obra de teatro» somos actores y espectadores al mismo tiempo. Aunque creo que la foto no lo refleja fielmente. En la blogosfera no estamos desnudos. Sencillamente no estamos. Este mundo es virtual. Cada uno interpreta su papel, todos queremos ser los más originales …, esclavos de nuestro personaje.
Bienvenido a casa, Miguel.
Y sí, la triste verdad es que los escritores escriben para que alguien les quiera, no en vano gran mayoría de los que han pasado a la historia eran intratables.
Y sí, mucha gente escribe sus pajas mentales, todo el mundo puede hacerlo. ¿Quién será leído? El que llegue al corazón de los lectores. Siempre habrá toreros que se jueguen la vida en el ruedo y aficionados que lo vean desde el tendido.
lo que la literatura te da, la vida te lo quita