por César de las Heras
No se ha apagado aun, doña Godina dice que La Almunia está a medio camino entre Colmenarejo y las bodegas con burbujas. Cuatro días con paseos y catas como excusa han sido suficientes. Las niñas bien, los ojos claros, todos los ojos menos los míos eran claros, nunca me he fiado de ojos tan claros, éste va siendo un buen momento para cambiar los principios.
Cataluña es para recorrerla, olvidando las grandes, las rocas pequeñas, las montañas a solas, se disponen de una forma poco azarosa, cumplen una función intimista, evitan la contemplación de la totalidad, si todo fuese plano sería obvio. De ésta forma el verde se pone a cubierto y Barcelona se esconde de Sabadell, mira al mar el cual a su vez se esconde de barna con esa firmeza que impone una ola tras otra. Las playas aquí se encuentran curiosamente junto al mar y el arroz crece en unos recipientes circulares, de éstos la gente come, alrededor de éstos la gente charla.
Los catalanes van erguidos, andan sobre los dos pies, sus vestimentas son a excepción de rituales ancestrales las mismas que he podido contemplar en otras partes de occidente, diría más, su comportamiento en grupo no desmerece al grupal comportamiento del centro de la península. Todos los pueblos, éste también, han adquirido un signo distintivo que les hace únicos. La mayor diferencia se encuentra en un idioma peculiar con el que aquí se relacionan, éste idioma catalán también sale de la boca, gusta escuchar un acento nuevo pero en el fondo todos decimos lo mismo, tengo la sospecha de que quizá también aquí el común piensa, siente, duerme y manipula según sople el viento, una nueva diferencia es que aquí tienen tramontana. Para largos desplazamientos éste pueblo utiliza el coche, no he podido saber si propio o ajeno, pero la sensación al recorrer la C-32 ha sido la misma sensación que recojo al surcar la A-6 o la M-50, mismos coches, gente tras los cristales y prisa importunada por trafico denso, una diferencia más es que a la derecha las olas seguían con su disimulo continuado.
En Cataluña el sol se pone tras de Montserrat, para los que viven delante de Montserrat esto no es así, pero no es culpa mía, sería interesante que a la puesta de sol todos los catalanes se situasen entre Montserrat y el mar, de ésta forma ésta apreciación sería la correcta, las cosas no son como son si no como las vemos y para mi el sol se iba por detrás de Montserrat. El pan con tomate se trata de pan con tomate, el cava es un vino al que le salen granos con gas en su interior, la sardana es algo complejisimo que se hace en manada y cuya belleza les da un plus a éstas tribus, la noche aquí tampoco tiene luz natural, natural.
Habitación sin numero en un quinto piso, Sabadell. He estado acompañado por tres niñas y un macho, de las niñas una no podría ser camarera, mide menos de un metro, las otras dos si. El macho y las niñas disfrutaban de vida inteligente, no se si lo he conseguido pero hice lo posible por que me entendieran, hago lo que puedo.