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EJÉRCITO DEL FUTURO General

Elegidos para la gloria

Por Sargento Asuvera
Fotografia en contexto original: standblog

El insignificante hombrecito está a pocos metros del cuartel general.

Cada mañana, cuando me levanto, disparo al aire para que no olvide que está demasiado cerca, y contemplo los dibujos que mi tinta hace sobre su triste campamento de perdedor.

En realidad este enemigo no es mío.

Ha combatido y perdido la dignidad en trifulcas entre delincuentes comunes, y ahora se ha apostado a nuestras puertas buscando una gloria militar que no le corresponde.

Hasta aquí llegan muchos perdedores cuyas vidas son hijas de sus decisiones. La Comandante da orden de que les den de comer, les busquen una manera de ganarse el pan, les abran las puertas en caso de ataque para que puedan refugiarse tras nuestros muros, les den nuestro calor, les cojan las manos cuando necesiten ayuda para morir (es una de las primeras cosas que te enseña el EDF: ayudar a los demás a vivir y a morir), pero no permite que se alisten hasta que ha probado la consistencia de sus palabras.

La gran mayoría de ellos llegan aquí golpeándose el pecho y jurando que darán la vida por la Comandante. Pero meses después, cuando tienen la barriga llena y un techo bajo el que refugiarse, han recuperado el apego por la vida y olvidan que querían ir a la guerra.

Cuando llegamos aquí todos estamos dispuestos a morir por una idea.
Pero la realidad es que sólo unos pocos elegidos pueden trascender, y por esa razón la Comandante insiste en dar a los perdedores una vida de éxito.

Sólo unas decenas entre los miles de miserables que llegan a nuestras puertas renuncian a las facilidades y eligen el sacrificio, el duro entrenamiento. Sólo unos pocos de nosotros, también yo fui uno de ellos, deciden entregar su vida a la Comandante para que ella pueda entregar su vida a los demás.

Nosotros somos su guardia pretoriana.

El insignificante hombrecito, en lugar de apostarse en la cola de los pedigüeños, ha acampado frente a nuestras murallas y desde allí ha lanzado su declaración de guerra al Ejército del Futuro. Todas las mañanas le proporcionamos comida caliente, a la tarde siempre recibe la visita de uno de nuestros hombres para que tenga con quien hablar y jugar a las cartas, y alguna que otra noche, una u otra de nuestras hembras caritativas le calienta la cama. Mientras, él cree que está librando la más heroica de las batallas y sigue empeñándose en que es nuestro enemigo. Cuando está muy bebido, sus gritos contra la Comandante nos hacen reír.

Cuando ella le oye sonríe divertida y me dice: “No olvides disparar cada mañana. La esperanza de que le matemos es lo que le mantiene vivo”.

0 respuestas a «Elegidos para la gloria»

¡Dispara… por Dios… dispara!
¡Hazle caso a la Comandante!

Tengo entumecidos los pies… las manos… el cerebro. Mi pensamiento… está herido por la continua y diaria guerra, y sediento de beber del néctar del amor… o del dolor – ya no sé… ni lo que quiero-. Mi viejo fusil encasquillado, hace ya más años que Matusalén que no dispara vacilantes ni estridentes silbidos… ni palabras tartajosas que ametrallen al enemigo. Me creen fácil blanco. Les ayudo a ello. La Comandante les mantiene a raya. A mi no me engañan… soy soldado veterano en esto, aunque crean -y me interesa- que piensen lo contrario. Jejeje… se tragaron el anzuelo. Pero seguiré aguantando las inclemencias del tiempo y del espacio mental… jejeje… y de esta bonita locura, hasta que se den cuenta que verdaderamente lo que yo quiero es no luchar contra nadie… sino AMAR… AMARLESATODOSCONESEDERECHO DEAMARQUEPERSELLEVAMOSLOSINSIGNIFICANTESGUERREOSHUMANOS… Jejeje… ya no saben ni por dónde voy. Me subestiman, me compadecen, me menosprecian… y no saben que eso no me molesta en absoluto. Yo estoy hecho de una piel especial. Curtido y adobado en el desprecio… pero no quiero por ello lastimar a ninguna ideología… idea o pensamiento de nadie… yo solo quiero que sepan que mi única arma… mi única y verdadera arma… no es otra cosa que el AMORTOTAL… ese AMORTOTALQUETODOLOPARAYQUETODOLOMUEVE… YQUESOLODISPARA PALABRASDE DULCEYAMOROSOSABOR… y ahora te digo…

¡Dispara… por Dios… dispara!
¡Hazle caso a la Comandante!

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