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cielo bávaro

Por Miguel Pérez de Lema

Caminamos por la capital bávara buscando algún rastro de lo que aquí se mascó hace un par de generaciones y no encontramos nada. Vamos a cenar a la divertida Hofbräuhaus, la madre de todas las cervecerías del mundo, con sus cuatro plantas llenas de fornidas camareras con su traje regional, llevando en el regazo una cantidad imposible de jarras de cerveza, y sus músicos tocando el trombón, con el gorrito verde y la pluma. En las escaleras viejas fotos de la historia del local. Pero nada. Los años veinte, los treinta, los cuarenta, parece que fueron un sueño. Pero no fue un sueño que aquí, bajo esta bóveda de madera que convierte todo el salón en un barril de cerveza gigante, se celebrara la primera reunión y el acto fundacional del partido nazi. Miramos al techo y vemos una curiosa composición de banderas bávaras. Pura casualidad, o efecto óptico, seguramente.

60 años después del final de la guerra ¿Está Alemania preparada para asimilar su pasado? ¿Sería tolerable para el visitante encontrar entre las fotos de la escalera una de los muchachos de las SS brindando en las mesas en que él va a sentarse? ¿Se entendería como una muestra de orgullo o connivencia? ¿Cuantos de nosotros podríamos verlo como pura historia?

En el apartamento que ocupamos nos dejan una bonita revista de bienvenida al forastero. Tiene una amplísima guía de ocio, dividida por distritos, en la que se reseña prácticamente toda la oferta de la ciudad y alrededores. ¿Toda? Casi toda. Se les ha olvidado incluir la dirección y los horarios de visita del campo de detención de Dachau, aquí al ladito. Hacemos las oportunas indagaciones con algo de esfuerzo: a la gente de por aquí no le gusta mucho que le pregunten por la calle -es tu responsabilidad-, y menos, desde luego, por Dachau.
El campo de Dachau fue un modelo para los posteriores campos de exterminio. Dedicado a los presos politicos -los primeros perseguidos, como explicaba Brecht en su poema-, sirvió como laboratorio humano a los medicos de la Anhenerbe. La Anhenerbe fue la más loca de todas las locas ideas nazis. Un conglomerado de departamentos dedicados al estudio y la justificación de la identidad alemana y la raza aria, controlado por las SS, y bajo supervisión directa de Himmler. Buscaban una antropología total alemana, con especial interés en el folclore, la mitología, la arqueología, el esoterismo, y la etnología.

A pesar de ambiciosa estructura, con mas de 30 departamentos univeristarios, no ha quedado casi ningun rastro de sus investigaciones y experimentos, y posibles hallazgos, si los hubo. Apenas tenemos constancia de un viaje al Tibet, del que trajeron las claves de la religión primitiva tibetana -que algunos SS practicaban-, algun descubrimiento arqueológico de poblados germánicos más allá de los límites reconocidos de Alemania -que justificaban la idea del espacio vital- , y la constancia de varias expediciones por Francia y Cataluña en busca del Grial. Puerilizado el asunto gracias a Indiana Jones, a todos nos suena esto del Grial y los nazis. El Grial parece una obsesión personal Himmler y de las SS. Himmler levantó un castillo inspirado en la leyenda para ubicar su cuartel general, el plano imitaba la lanza de Longinos, y ordenó construir una cripta con una tabla redonda con 12 escaños para colocar las cenizas de su círculo de elegidos. Una mezcla de Valhala nórdico y Camelot -Warthur en la versión alemana del mito- de los muertos.

No cuesta mucho rastrear esa obsesión griálica en Wagner -casi toda su obra gira en torno a él-, y en el romanticismo alemán que buscaba en las leyendas medievales un ideal de pureza nacional.
Volviendo a Dachau, allí se trabajó para la Anhenerbe, juntando colecciones de calaveras de prisioneros «inferiores», para catalogar las razas. También se hicieron los primeros experimentos mortales con presos. Se les metía en cámaras de presión para comprobar a qué altura reventaría un cuerpo humano -de ahí que haya esa teoría de que los alemanes tenían planes avanzados de aeronaútica que no llegaron a ver la luz-. Y otros más sencillos, como exponerlos desnudos al frío para ver la resistencia a la congelación y si era posible reanimarlos después de pasar la noche bajo la nieve. También se les inoculaban enfermedades y supuestos remedios.

Caminando bajo el hermoso cielo de Munich uno no tiene la sensación real de estar cerca de toda esa locura. Cuesta mucho relacionar el pintoresco folclore bávaro, tan presente, con la Anhenerbe. A pesar de que uno tiene cierto conocimiento de que fue en esta ciudad donde comenzó todo, de cómo el NSDAP heredó aquí la estructura del partido creado por la orden del Thule. Una sociedad secreta de peligrosos pirados que sentaron las bases del antisemitismo y del ultranacionalismo aléman, y que se ufanaban de haber enseñado a Hitler el poder de hipnotizar a las masas, y que le consideraban poco menos que el tonto útil que andaban buscando para desarrollar su plan cosmodemónico.

Aquí uno tiene todo revuelto. No ve nada y cree saber algo. Todo puede ser. Así que nos vamos a tomar el aire a los Alpes, a la frontera con Austria, a visitar el bonito castillo de Neuschwanstein. Es el castillo que copió Disney como logo de su mágico mundo de fantasía. Nos creemos a salvo de las desagradables pesquisas del pasado nazi, y vamos a dar con el extraño presentimiento de estar tocando una de las piedras angulares del delirio con que debió comenzar todo.
El castillo de Luis II de Baviera, el «Rey loco», resulta que es una obsesiva, delirante y torturada creación en torno al motivo del Grial y a la recuperación del folclore, y la mitología alemanas. El rey, que acabó encerrado en el castillo por delirio paranoide, y luego encontrado muerto en misteriosas cirunstancias, creía haber creado su propio castillo del Grial, casi a principios del S XX. Todo el castillo está decorado con la temática wagenriana del Grial, y el propio rey estaba enamorado de Wagner -y esa fue una de las razones para que lo incapacitaran-. Por supuesto, el legado cultural wagenriano ha sido debidamente limpiado y toda relación posterior con el nazismo es pura divergencia ideológica. Con lo que estamos en las mismas.

No hemos visto nada. Y, por otra parte, el paisaje es tan encantador, el cielo es tan increíblemente hermoso, la capital es tan limpia y tranquila, que quién puede pensar en que por aquí se escondan las raíces del horror.

0 respuestas a «cielo bávaro»

Gracias por el artículo, por las fotografías y por la reflexión.
Igualmente creo que la gente, en este caso un pueblo entero, tiene derecho a sentirse avergonzado con su pasado, y querer mirar hacia adelante.
Sería bueno que, además de eso, y como vos decís, dejaran esto en claro: El hecho de que fué allí donde nació el Horror y que eso no debe volver a suceder jamás.
La foto del castillo con ese paisaje que lo rodea es sinceramente bellísima; cuesta creer la historia de fondo que encubre.
Gracias de nuevo por el artículo, he hecho la referencia en mi blog aquí:
http://rosamunda.blogspot.com/2007/05/cielo-bvaro-y-un-recordatorio.html
Saludos desde Buenos Aires,
Rosamunda

Desde niño me a llamado la atención los capítulos más horrendos de nuestra evolución ( involución para muchos ), el comportamiento humano y su orgullo devastador. Es muy gratificante encontrarse con estas reflexiones que mantienen viva s las preguntas sobre nuestro extrano comportamiento. Este artículo me recuerda cuando niño supe de la existencia de la bomba atomica y su posterior utilización en un grupo de personas, nunca se me olvidará, de hecho, fue el final de la segunda guerra. Que podemos esperar con un desenlace así.

Saludos desde Santiago de Chile.

me gusta la cultura alemana, la historia alemana, conozco munich y es posible que termine viviendo alli, y pienso que hasta de la parte «mala» se puedes sacar cosas buenas, cosas que han aprovechado los americanos en avances en la medicina e ingenieria militar, pero nunca diran que se lo apropiaron de los nazis, la idea del nacionalsocialismo es buena, diria muy buena, y el problema en europa lo tendremos con los inmigrantes y el choque cultural, mas pronto que tarde, algunas de las reglas de los nazis deberian aplicarse ahora o si, volvera a pasar lo mismo.y tambien comentar,solo para la reflexion, porque los judios viven tan bien en una tierra que no es suya, y manejan todas las empresas mundiales, y son los culpables de todas las guerras con su mentiras y haciendose ver como las victimas siempre. reflexion.

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