por Pedro Lluch
La política española parece empeñada en empujar a más de uno hacia el independentismo; afortunadamente la política catalana y sus sandeces nos impide despeñarnos en él. «Españolito que vienes al mundo» etc, etc.
Yo soy partidario de interesarme por la política antes de que ésta se interese por mí, a pesar de que el bueno de Epicuro preconizaba el desinterés por la política: ésta altera la imperturbabilidad de que debe hacer gala quien aspire a la sabiduría.
Pero hoy en día es tanto el desinterés por la política y son tantos y tantas los obnubilados a obscenidades tales como Cambio Radical o memeces como los 80 céntimos del sosías de Mr Bean, que no es que la política deba preocuparse de ellos; es que pronto la psicoterapia transpersonal debería intervenir con dosis masivas para abrir los ojos y las mentes de tanto abúlico.