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Cuaderno Ziplock General

CZ. 30 de junio

 

por Claudio Molinari Dassatti
imagen en contexto original: vanitityfair 

Después de enterarse del mensaje Torre 1, Ivanka me pidió que le contara mi idea. Le expliqué que con la soldadora del taller podríamos convertir una bicicleta en una máquina de afilar y con ella fabricar machetes (los machetes están muy de moda). Ivanka se quedó pensando un buen rato.

Cuando hace eso me preocupa porque sé que ese es el fin de mi idea. Pero a la vez me tranquiliza porque estoy casi seguro de que la suya será mejor. Yo no soy tan listo. Y no lo digo por falsa modestia. Las inteligencias superiores se diferencian de las normales porque funcionan a más velocidad y con más garbo. Una vez conocí a un muchacho al que le gustaba jugar al ajedrez. Yo sabía jugar, así que le propuse una partida. Mientras mis piezas se movían por el tablero, torpes como levantadores de pesas, las suyas parecían flotar por encima de las casillas como bailarinas de ballet (clásico no contemporáneo, ya este último suele implicar rodar por el suelo y andar en bolas). Es decir, mientras yo soplaba notas sueltas, él tocaba melodías completas. Él era mejor y además lo era de un modo más bello. Desde ese día, fui capaz de reconocer aquello que jamás tendría.

-Tu idea me parece bien –me dijo Ivanka— aunque deberíamos pensar más ampliamente. Se ve que los del centro están apostando por la tecnología. Entonces nosotros debemos centrarnos en la comida. Las baterías, las placas solares, los restos de combustible se acabarán, pero el hambre no se acaba.
-Tú eres la que siempre insistes con la energía.
-Porque sé lo que cuesta producirla. Lo que podemos hacer es darle a ellas tu idea a cambio de usar la soldadora. Pero nosotros debemos fabricar en paralelo una bicicleta que produzca electricidad.
-Acabas de decir lo contrario.
-Nuestra energía no será para consumo nuestro sino para fabricar herramientas. Para  ser autosuficientes. Pero no como antes, las comunicaciones son para los imperios. Nosotros seremos autosuficientes a una escala manejable. Nuestro dinero será la seguridad que da la comida abundante.
-¿Y yo que haré?
-Tú convencerás a las dueñas de la soldadora.
-¿De qué?
-De que hagan lo que quieran con su máquina. Nosotros haremos lo nuestro en secreto.

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