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Lección práctica de capitalismo puro: supervivencia

por hijadecristalero
Fotografía en contexto digital: el republicano
lección

En cuanto nos saludó, supe que el viejo iba a darnos el palo.
Cuando la leña que nos vende está como debería, se arrima enseguida a pegar la hebra y está dándonos palique hasta que nos vamos.
Pero nos saludó como a cualquiera de los pijos que sólo encienden la chimenea los sábados, esos que no distinguen encina de roble.
Hola, qué tal.

Como si no nos conociera.
Como si no supiera que compro leña porque no me puedo permitir la calefacción.
Como si no supiera que vivimos en una ventosa casa de ventanas que nunca cierran.
Como si yo nunca me hubiera interesado por la rodilla de su mujer y él no me hubiera contado cuánto le preocupa la educación que están recibiendo sus nietos.
Hola, qué tal , desvió la mirada para no leyera la verdad en sus ojos.
No llenes mucho la carretilla, dije yo a mi hija.

El año pasado había dejado de comprarle cuando comenzaron las primeras nevadas. No cubrió la leña con el toldo y se le empapó toda. El primer día me descontó algo; mojada pesa más, tuve que decirle para que no me diera el palo. El segundo, no me descontó nada. El tercero me fui a comprarle a un búlgaro antipático que tiene la leña siempre seca y más barata.

Y, aunque el otro día salí de casa decidida a dejar mi dinero al búlgaro, mi hija me dijo ¿vamos donde el viejito? y me ablandé. El viejo me cae bien, y a mi hija le parece un abuelo fascinante porque hace castañas asadas a sus nietos, de modo que decidí olvidar por qué había dejado de comprarle, el pobre está mayor.

Pero cuando cogí los dos primeros troncos, me cagué en sanpitopatobendito en silencio: la leña no estaba mojada. Estaba verde. Cargué mucho menos de lo que necesitaba y me marché de allí sin que el viejo se hubiera atrevido a mirarme a los ojos.

Y mientras vuelvo a abrir la terraza para que salga el humo, pienso que el viejo vive en un chalet y yo en un viejo piso de alquiler; que yo me mato a trabajar para sacar a mis hijos adelante y él ya tiene nietos; que antes, cuando la leña no era buena, me decía: llévate poca, y ahora se acochina en tablas.

Que él no ha tenido compasión y yo no la tendré con él.
Que esto es la selva.
Que la semana que viene iré a ver al búlgaro antipático.

0 respuestas a «Lección práctica de capitalismo puro: supervivencia»

Normalmente no suelo dejar comentarios en blogs (sí, ya lo sé, soy un vago. Bueno, no, es que voy a toda prisa pasando de un lugar a otro).
Nada, que me ha gustado mucho la entrada. Como dice el anterior comentario, tiene muchos matices. Realistas y agridulces, tal y como está la situación actual.
Saludos

Está bueno el artículo.Está re-bueno (como dicen los niños.Lo que está fantástico es no reprimir el sentimiento de piedad x lo que sea y a quien sea,pero siempre estar preparados para no elegir la «impiedad» del otro.Formas de vida, solo eso.Susana ( una mujer argentina).

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